Estar sin estar
Cuando contratas a un fotógrafo de boda no sólo estás contratando un profesional para que haga el mejor reportaje. Estás contando con alguien que, de alguna manera, será también partícipe de ese día especial.
Por eso para mí es tan importante dejar todo el protagonismo a los novios y a sus invitados sin que sean esclavos ni del fotógrafo ni de posados eternos.
1. cuidado de mi aspecto
La forma más rápida de pasar desapercibido es ser uno más. Mi ropa de camuflaje es mi traje o vestir de tal forma que no desentone con la celebración. Si, por mi ropa, los invitados llegan a pensar que soy uno más, tendré más fácil estar presente en los momentos importantes sin llamar la atención más de lo necesario.
2. el fotógrafo NO es el protagonista
Aunque vista como uno más, tengo claro que yo no soy "uno más". Mi papel es estar cerca de los acontecimientos, pero sin ser parte de ellos. Me encanta recoger momentos emocionantes e íntimos de la boda, esos imposibles de forzar o provocar. De la misma manera, si el deseo de los novios es tener algunas fotos posadas, hago algunas sugerencias para que sean especiales.
3. cada uno tiene su papel
Una boda no sólo se compone de novios e invitados. También el DJ, los camareros, el maître o el cura son personas importantes en el acontecimiento. Facilitar su trabajo también lo es facilitar el mío, de ahí que intente respetar el papel que cada uno cumple dentro de la celebración.
4. respetar la atmósfera del sitio
Una de las claves de "Estar sin Estar" es tratar en todo momento de que mis movimientos y mi trabajo como fotógrafo respeten la atmósfera del lugar y el desarrollo de los acontecimientos. Intento, por ejemplo, siempre que es posible, limitar el uso de flash o "romper la magia" del momento.
5. pasar desapercibido para los invitados
Lo mejor que me puede pasar como fotógrafo de tu boda es que los invitados os pregunten si ha habido fotógrafo, como ha ocurrido en alguna ocasión. Si he hecho bien mi trabajo, tendrás un álbum que recoja los momentos más importantes de tu boda, pero sin haber interrumpido a nadie ni hacerme notar.
6. saber la agenda del evento
Es parte de mi obligación saber qué va a pasar -siempre que sea posible-. De esta manera, mi cámara estará dispuesta para captar esos momentos tan especiales. Más allá de horarios y lugares, en los días previos os pediré una orientación de cómo habéis planeado la boda o si habrá alguna sorpresa. Eso me permitirá estar pendiente y que no se me escape nada de lo que haya previsto.
7. conocer a los novios
Conocer aunque sólo sea algo a los actores principales de una boda, es decir, los contrayentes, me permitirá saber sacar más partido a mis fotografías. Así, todos -fotógrafo, novios e invitados- nos sentiremos más a gusto. Es simplemente saber un poco más de vosotros y de vuestra familia.
8. fotografiar lo invisible
Me gusta moverme también en la "parte de atrás" de la boda. A veces, en los pasillos o en la puerta de casa capto imágenes que también forman parte de la boda aunque no sean tan evidentes. Conocer esta trastienda o fijarme en los detalles me ha dado algunas de las fotos más emotivas o significativas de una boda.
9. reflejar lo que está pasando, no inventar
Cada boda es diferente. A veces, los fotógrafos nos podemos sentir tentados a repetir poses que sabemos que han quedado bien en otros reportajes. Sin embargo, lo que funciona para unos novios puede no funcionar para otros. Antes de copiar una pose o un encuadre prefiero concentrarme en fotografiar la realidad que los novios y sus invitados viven en cada momento.
10. solo las fotos necesarias, ni más ni menos
No siempre más es mejor. Y desde que hacemos fotos en formato digital es más necesario recordarlo. Me gusta entregar a los novios muchas fotos entre las que después se elegirán las del álbum, pero no hay que entregar una cantidad ingente de fotografías repetidas, vacías o que no son necesarias para contar la historia de lo ocurrido en la boda. Seleccionar lo mejor forma parte también de mi trabajo.
